El problema de la carencia de amor | Gema González Coach Coaching Educativo

Cuando el trauma y la carencia de amor llevan al embotamiento emocional

Comparto estas reflexiones que nos ayudarán a entender algunos comportamientos en alumnos «difíciles» y en otras situaciones de la vida, extraídas del libro Educación Emocional de Claude Steiner. Ed. Jerder.

Cuando en vez de ser amado se nos trata de manera inadecuada, se nos abandona a vagar con nuestras necesidades frustradas y nuestros sentimientos heridos atrapados dentro de nosotros… No podemos hablar de nuestros sentimientos y todavía menos del cariño que necesitamos.

Incluso en las relaciones íntimas, en las que se supone se da rienda suelta a los sentimientos, muchos de nosotros hemos sido heridos tan a menudo que aprendimos a sentirnos sutilmente desapegados, aun en el seno de un amor apasionado.

Heridas ya olvidadas impiden que nos entreguemos completamente a otro sin secretos y sin distancias protectoras. Es raro que nos permitamos el estado vulnerable de amar a alguien profundamente y sin reservas …

Casi todos sentimos que debiera de haber algo más en la vida. Tenemos hambre de la intimidad de un sentimiento profundo. Deseamos conectarnos a los demás, comprender alguien y que ese alguien nos comprenda. En resumen, queremos amar y ser amados.

Sabemos que tener pasiones fuertes – amar, llorar, disfrutar e incluso sufrir- es una experiencia rica. De hecho, buscamos constantemente maneras artificiales o indirectas de experimentar emociones: consumimos drogas, vemos películas de acción, de miedo o románticas; saltamos desde puentes con cuerdas elásticas atadas a nuestros tobillos etc..Estas actividades nos permiten saborear lo que deseamos y cuando no conseguimos lo auténtico, puede que al final las prefiramos a los riesgos de una participación emocional real. Incluso algunos criminales confiesan que han cometido actos violentos con la esperanza de salir de su embotamiento y que los actos violentos les hacen sentir alguna cosa y despertar de su estado de anestesia; sin embargo la emociones ceden y el embotamiento regresa.