Aburrirse en vacaciones no es un mal plan. ¿Te lo podrías permitir?

El ritmo de vida vertiginoso e hiperprogramado se extiende, en muchas ocasiones, a nuestras vacaciones; devoramos actividades y ocio quizás para calmar la ansiedad y el vacío.
El psicoanalista Erich Fromm, en su libro ¿Tener o Ser? nos habla de la paradoja que se encuentra en que «para alcanzar un sentimiento de plenitud y rebosar de alegría debemos aprender a vaciarnos; a prescindir de los objetos y símbolos que inflan nuestra vida, a relacionarnos con las personas de otro modo; en una palabra debemos aprender a «ser» en lugar de esclavizarnos por «tener».
Alguien fue más allá y aseguraba que la salud mental de una persona se podría medir por la capacidad de soportar, durante un tiempo, el estar sin hacer nada en una habitación vacía. Si eliminamos todos los estímulos, nos ponemos nerviosos, nos entra pánico y buscamos lo que sea para matar el tiempo.
Guy Claxton cree que en estos tiempos la aceleración es como una segunda naturaleza para nosotros: “Hemos desarrollado una psicología interna de la velocidad, de ahorrar tiempo y lograr la máxima eficiencia”. Parece que nuestra vida es una carrera contrareloj.
El médico Larry Dossey acuño el termino “enfermedad del tiempo” para denominar la creencia obsesiva de que “el tiempo se aleja, no lo hay en suficiente cantidad y debes de pedalear cada vez más rápido para mantenerte a su ritmo”.
Las vacaciones pueden ser una oportunidad para dejarnos llevar, improvisar, para poner en marcha la creatividad en momentos de aburrimiento, para reducir el ritmo y vivir de una manera más sencilla y sentir el placer de hacer las cosas sin apresuramiento. Incluso, para practicar el perdido arte de no hacer absolutamente nada y dejar que las ideas se cuezan a fuego lento y.. que las emociones se manifiesten.
“Solo cuando las aguas están en calma se puede ver el fondo”
La peor consecuencia de una vida apresurada es que se convierte en superficial y no logramos establecer un verdadero contacto con los demás ni con nosotros mismos.
“Cuando las cosas suceden con tal rapidez, nadie puede estar seguro de nada, de nada en absoluto, ni siquiera de sí mismo”. Milán Kundera en “La lentitud”.
Coaching educativo te invita a no quedarte solamente en el cambio de conducta en estas vacaciones¡¡

Gema Gonzalez
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